El periodismo deshonesto es un problema grave que socava la confianza del público y distorsiona la realidad. Un ejemplo es el caso del New York Times, que reveló que el periódico presiona a sus editores para no publicar contenido que pueda molestar a la élite progresista, a pesar de afirmar públicamente su compromiso con la imparcialidad. Esto muestra cómo intereses políticos pueden influir en la cobertura noticiosa.
Otro caso es el de la periodista María Isabel Rueda, quien acusó de manera deshonesta al informe de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, sobre Colombia. Rueda tergiversó el contenido del informe y lanzó ataques personales contra el representante de la ONU Alberto Brunori, sin sustento.
Estos ejemplos demuestran que algunos periodistas anteponen agendas políticas o intereses particulares a su deber de informar con veracidad y objetividad. Esto es inaceptable y socava la credibilidad del periodismo.
Como futuro profesional de los medios, me comprometo a siempre anteponer la verdad y el interés público por encima de cualquier otro interés. Haré todo lo posible por informar con precisión, sin tergiversar hechos ni omitir información relevante. Seré transparente sobre posibles conflictos de interés y mantendré mi independencia editorial. Rechazaré presiones de cualquier tipo para alterar la cobertura noticiosa. Mi norte siempre será servir a la verdad y a la sociedad con mi labor periodística.
Kanesha Sanchez
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